Andres Mazkiaran: «Habrá que compensar nuestra huella ecológica»

30-09-2022

La iniciativa Debagoiena 2030 y la cooperativa Soraluce, ubicada en Osintxu, van de la mano. Juntos tienen el compromiso de contribuir a la transformación social.

Entre otras cosas, el esfuerzo por impulsar el desarrollo y la transformación local ha llevado a la empresa Soraluce a donde se encuentra actualmente. Andrés Mazkiaran es el presidente.

Si le preguntara por la relación de la cooperativa Soraluce con la transformación social, ¿qué diría?

Asociamos nuestro compromiso con la transformación social a la creación de empleo de calidad. De hecho, la creación de empleo cooperativista es nuestra mayor aportación. Sin embargo, siempre hemos hecho otro tipo de aportaciones a la sociedad. Por ejemplo, nosotros estamos en Osintxu y Osintxu está declarado barrio degradado. Para darle una vuelta a esto y mejorar la situación del barrio y de los vecinos, estamos definiendo los proyectos en colaboración con los vecinos y el Ayuntamiento.

La iniciativa 2030 tiene entre manos un proyecto que se denomina Debagoiena Eraberritzen, que impulsará la reforma de viviendas en Osintxu.

Así es, y es lo que nosotros también estamos promoviendo, organizando reuniones con Suradesa y los vecinos… Se ha creado un bonito grupo de trabajo y estamos trabajando en torno a unos objetivos. De un día para otro no se va a transformar el barrio, pero poco a poco vamos consiguiendo.

¿Con qué se relaciona la transformación social en Soraluce?

Es cierto que en los últimos años, y especialmente desde la pandemia, estamos impulsando proyectos relacionados con las necesidades básicas. Hubo un tiempo en el que quizás fomentábamos los relacionados con el deporte y ahora, se ha producido un cambio. Colaboramos con Cáritas, el banco de alimentos… El euskera y la igualdad también están entre nuestros principales cometidos, pero ahora sí que hemos hecho un trabajo por el bienestar social.

¿Qué peso tienen los modelos y valores cooperativos en el equipo de trabajo?

No es fácil, pero trabajamos en torno al modelo cooperativo y en su integración en la empresa. Por un lado, los socios tienen una formación y conocimientos sobre la función social de las cooperativas. Y tratamos de desarrollar proyectos que requieran la participación de los trabajadores. Por ejemplo, en este momento tenemos un proyecto llamado Itsas Argia. En este sentido, queremos definir nuestro rumbo para los próximos años y nos hemos marcado el año 2030 como objetivo. Un proyecto en el que está implicado un número importante de trabajadores y en el que también trabajamos temas como la historia de las cooperativas, la evolución, el compromiso de los creadores, etc.

¿Cuáles son los objetivos del proyecto?

Es algo transversal. También analizamos el producto, el mercado… y nuestro compromiso con el entorno.

¿Qué trabajo habéis realizado en relación con este campo del clima?

Hace tiempo que empezamos a trabajar con el ecodiseño y hace tiempo que tenemos la ISO 14.006, el Certificado del Sistema de Gestión de Ecodiseño. Por otro lado, estamos construyendo un nuevo edificio. Será un edificio sostenible y deseamos que esté terminado para el próximo mes de marzo. En este sentido, nuestro objetivo es la obtención de la certificación LEED, relacionada con la sostenibilidad. El aislamiento en el nuevo edificio será mejor y colocaremos placas solares para equilibrar el consumo. También se han colocado placas solares en los edificios del grupo Danobat. De esta forma, alrededor del 30% de la energía necesaria será producida por placas solares.

¿Qué posibilidades tiene la industria  para llevar a cabo esta transición ecológica?

Hay que trabajar en esa dirección, no cabe duda. Los clientes también tendrá algo que decir en ello. Por ejemplo, hay clientes que nos piden que nuestras máquinas sean CO2 neutro. Para ello, todo el trabajo realizado en ecodiseño nos viene bien. Sin embargo, seguimos dejando una huella ecológica que tendremos que compensar. Avanzar en la eficiencia energética es imprescindible, y nosotros lo venimos haciendo desde hace años, especialmente ligado al producto. De todas formas, creo que la legislación también exige que seamos más estrictos en este tema.

¿Qué valor le veis a la propia iniciativa Debagoiena 2030?

Diría que la iniciativa D2030 puede mostrarnos el camino y ser un interesante compañero de viaje. Yo creo que, además, tiene grandes posibilidades de generar proyectos y que puede servir de guía para nosotros.

¿Eres optimista de cara al futuro? ¿Seremos capaces de responder adecuadamente a los retos que tenemos por delante?

Soy optimista, pero veo que las dificultades relacionadas con este tema son grandes. Por ejemplo, los impactos que se consiguen desde lo local y desde lo pequeño son pequeños, aunque creo que es imprescindible actuar desde esa perspectiva. También estamos en manos de los políticos, porque de ellos depende que tomen otro tipo de decisiones. Tienen que ser decisiones a nivel mundial. Con la guerra de Ucrania, en Europa hemos vuelto a empezar a quemar carbón. Mira qué rápido se retrocede con lo que cuesta avanzar.