«Necesitamos un modelo que garantice la sostenibilidad basado en especies autóctonas»

21-05-2021

La cooperativa Errez, en colaboración con Debagoiena 2030, trabaja en el proyecto Tantai Baso Jabe kooperatiba. El objetivo es revertir el modelo forestal. Markel Arriolabengoa e Iñaki Etxebeste han explicado el modelo.

El proyecto Tantai Baso Jabe Kooperatiba pretende dar una respuesta cooperativa y sostenible a la situación actual de los bosques.

¿Cuál es la situación actual de nuestros bosques?

Iñaki Etxebeste: en estos momentos la incertidumbre en nuestros bosques es grande. La silvicultura es un sector a largo plazo. Algunos acontecimientos del pasado reciente y el modelo del pino insignis nos han mostrado los efectos que el cambio climático y la globalización pueden tener en nuestros bosques. Hace 20 años, el pino insignis costaba mucho, nunca se pagó tanto. De repente empezaron los vientos, las enfermedades – Banda marrón y roja –… Y eso nos ha demostrado lo vulnerable que es el modelo.

Markel Arriolabengoa: otra cosa es que la rentabilidad ha bajado mucho porque el desarraigo es importante. Cada vez se trabaja menos en el bosque, se subcontrata y este gasto estructural ha aumentado mucho. Por otro lado, las propiedades del entorno rural son cada vez más pequeñas y la deriva es importante. Pero también hay una tendencia contraria, porque algunos propietarios están aumentando sus propiedades, sobre todo los latifundistas del sector, incluidas muchas empresas. Todo ello obliga a repensar el modelo.

¿Cuál es el impacto de este modelo intensivo en la biodiversidad?

M.A: el eucalipto nos muestra lo agresivo que es el modelo actual. La apuesta del eucalipto es del economicista. Puede que le dé rentabilidad a la primera y a la segunda generación, pero lo que sabemos con certeza es que disipa la tierra. Por otro lado, el miedo a la insignis es muy grande, aunque Debagoiena puede ser la excepción, teniendo en cuenta que la enfermedad de la banda marrón no ha afectado tanto y el precio va en aumento.

I.e: la insignis ha sido sustituida en los últimos años por otras coníferas, pero bajo un mismo modelo de gestión, es decir, por un modelo agronómico lineal continuo. Sabemos cuál es el riesgo. Lo que necesitamos es un modelo de mayor estabilidad económica y ecológica a largo plazo.

¿Se puede trabajar un modelo cooperativo o sostenible con los propietarios de pinos insignis o eucaliptos?

I.E: Sí, pero deberíamos entrar en una fase de transformación, poco a poco, dando el salto a un modelo que realmente garantiza la sostenibilidad y que se basa en especies autóctonas.

¿Así que la clave está en las especies autóctonas?

M.A: Hay que hacer una transición a las especies autóctonas, pero la clave está en el modelo de gestión. De hecho, si no se cambia el modelo de gestión aunque se utilicen especies autóctonas, seguiremos igual. Cuando decimos que hay que revertir la silvicultura, hablamos de gestión.

¿También son rentables las especies autóctonas?

I.E: Sí, claro. Con las especies autóctonas se obtiene un beneficio económico, tanto o más que con las otras. En el Reino Unido y en Francia tenemos muchos modelos de este tipo y sabemos que el rendimiento económico es mayor. Un roble que se utilizará para la reconstrucción de notre Damme ha sido fabricado en un sistema de gestión de este tipo. Por un solo roble se han pagado 13.000 euros. Aproximadamente, el que se recibe por la simple tala de una hectárea entera de pinar.

Dicen que se necesitan bosques con capacidad de adaptación. ¿Cuáles son?

M.A: La capacidad de adaptación vendrá dada por los bosques autóctonos. Las plantaciones de eucalipto o insignis tienen una capacidad de adaptación muy reducida ante las dificultades –Enfermedades–. Cuando cultivamos especies autóctonas garantizamos la riqueza genética y específica, lo que implica la posibilidad de adaptación ante cualquier cambio.

Sin embargo, el bosque no debe mirarse como una mera producción económica…

I.E: La madera es uno de los recursos que nos proporciona el bosque, pero hay más. Setas, zonas de caza y de recreo, por ejemplo. Están dentro de los servicios ecosistémicos y la silvicultura que defendemos busca optimizar todos esos servicios ecosistémicos.

¿En qué punto se encuentra este modelo que defienden?

M.A: Hay gente que defiende a estos modelos como nosotros. Guardas forestales, asociaciones, personal técnico de la Diputación Foral… Lo que no se ha creado es una red o una forma organizada de sacar adelante este modelo de gestión, no al menos en el País Vasco Atlántico. En Irati, Aralar y Urbasa existen modelos de este tipo. Los que no usan matarrasas y producen con especies autóctonas.

I.E: La situación de los bosques del País Vasco Atlántico es muy grave. Se trata de una zona muy humanizada, con escasos bosques originales y en bastante mal estado. Para su protección sí se han creado asociaciones. En ellas predomina especialmente esta protección. Nuestro punto de vista es la alimentación como esa soberanía, la soberanía de los materiales. Es decir, hay que producir, pero hay que producir de forma sostenible. Hay maneras de hacer eso.

¿Cómo va el proyecto?

M.A: Elaboramos la lista de interesados, analizamos los modelos del entorno… Hay un par de ayuntamientos interesados y también propietarios privados. Serían unas 600 hectáreas. También trabajamos sobre la estructura de la cooperativa.

¿Qué os aporta la colaboración con D2030?

I.E: Es una gran oportunidad que nos da D2030. Estamos haciendo muchas charlas fuera de Debagoiena y también hay mucha gente apuntándose. Se trata, sin duda, de un proyecto escalable a otras regiones. Veremos cuáles son las dinámicas que surgen y que pueden llevar a la creación de una red en el futuro.

Esta entrevisa es una traducción de la publicación de Goiena.eus