Arianne Kareaga: «Hay vocación para un cambio de paradigma, pero hace falta más práctica»

09-03-2022

Arianne Kareaga trabaja en torno al emprendizaje social y cooperativismo desde su trabajo como investigadora de Lanki y coordinadora de KoopFabrika.

Iniciativas cooperativas y territorialidad. Ambos temas fueron abordados en la jornada que se celebró en febrero en Arantzazulab, organizada por KoopFabrika. Allí compartieron experiencias catalanas y vascas. Arianne Kareaga es la coordinadora de KoopFabrika.

¿Qué tal las jornadas del 18 de febrero?

Estamos muy satisfechos con la respuesta que hemos tenido. Muchas personas participaron en las jornadas y muchas las han seguido online. También quedamos muy satisfechos con las relaciones que se crearon durante el encuentro. Aunque las jornadas se celebraron un viernes, los catalanes llegaron dos días antes a Euskal Herria e intercambiaron experiencias con el Gobierno de Navarra, la Diputación Foral de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de Errenteria, Fagor, el Grupo Mondragón, D2030… Ha sido enriquecedor, sin duda.

¿Cuáles son las diferencias entre el emprendimiento social catalán y el nuestro?

Empezaría por las similitudes. Entendemos la economía social o el emprendimiento social desde el cooperativismo y la constitución de cooperativas. Además, la diversidad de territorios también nos da casuísticas parecidas. La diferencia puede ser el apoyo que hay allí desde las instituciones públicas para la promoción de este emprendizaje social. Aquí también lo hay, pero es mucho más pequeño y no se hace dentro de una estrategia de expansión en todo el territorio.

¿Cómo lo hacen allí?

Desde la Generalitat han dividido el territorio en 14 partes y han creado en cada una los llamados Ateneu Cooperatiu. Estos Ateneu están protagonizados por agentes territoriales. Es decir, son las instituciones públicas las que aportan los recursos y son los agentes locales del tejido cooperativo los que realmente los promueven. El presupuesto es enorme y la apuesta política muy significativa. Ahora también están trabajando para crear una ley de economía social y solidaria.

¿Qué importancia tiene para nosotros que el sector público haga esa apuesta?

En Euskal Herria hay territorios donde trabajar y vivir se hace muy difícil. Donde no hay tejido cooperativo sólido se necesita apoyo público para activarlo.

El emprendimiento social, ¿por qué y para qué?

Desde KoopFabrika promovemos el emprendimiento social cooperativo para que la gente organice sus vidas de forma autoconstituida y colectiva. Es importante que el trabajo esté en el centro y que se practique la soberanía del trabajo. Además, también damos mucha importancia a la creación de ecosistemas cooperativos locales. En definitiva, no tener cooperativas aisladas, sino integradas en el territorio y que sean motor del territorio. El emprendimiento social y cooperativo puede ser una forma de organizar la comunidad.

¿Qué es Debagoiena en cuanto a emprendimiento social? ¿Es un motor? ¿Es pionero?

Yo diría que sí. Diría que existe toda una cultura y práctica de la autoconstitución surgida en las últimas décadas en diferentes ámbitos. Las cooperativas de Mondragón son una muestra de ello, pero hay otras experiencias más allá e Mondragón como pueden ser Goiena, Emun… Es cierto que es algo que existe en toda Euskal Herria, pero esa capacidad y práctica de organización aquí es muy significativa.

¿En otras regiones también se está reforzando esta práctica?

Yo creo que en Gipuzkoa también hay esa cultura. La cuestión es que lo importante es su articulación. Y eso es precisamente lo que busca la iniciativa D2030. Hay muchas iniciativas, pero no están articuladas y eso es lo que quiere impulsar D2030. Yo creo que eso es lo que falta, especialmente.

¿Cómo se puede potenciar desde lo público este emprendimiento social transformador?

Una vía puede ser poner en práctica la gobernanza colaborativa. Es decir, poner a la administración pública al servicio de las personas y necesidades de un territorio. Al fin y al cabo, la administración pública debe transformar esa lógica vertebrada que ha construido durante décadas y apostar por otros modelos.

¿Cree que vendrá ese cambio de modelo?

Creo que a nivel de discurso existe esa comprensión. Es decir, que solos, no podemos afrontar desafíos y los cambios sociales. Ahí están Arantzazulab, Debagoiena 2030… Lo que pasa es que falta práctica. Lo que se ha construido durante décadas no se puede cambiar de un día para otro y tenemos que entender que son procesos de muy largo aliento, que hay que aprender y desaprender mucho. Yo diría que hay vocación para un cambio de paradigma, pero falta más práctica. Tenemos que entender que vamos en busca de un cambio de fondo.

Esta entrevista es una traducción de la publicación de Goiena.eus.